El mundo del reciclaje de plástico

El Ecuador, como muchos otros países, enfrenta el desafío de manejar eficazmente los desechos plásticos, dada su omnipresencia en la sociedad contemporánea. Enfrentar el proceso de reciclaje del plástico representa un pilar fundamental en la gestión ambiental moderna y se ha convertido en una necesidad social cada vez más acuciante para garantizar la sostenibilidad de los entornos naturales y de la vida misma en el planeta.

Pero, ¿cómo ocurre el proceso de reciclaje?

El reciclaje del plástico inicia con la recolección y separación de los residuos plásticos. Este material se clasifica según su tipo, que se identifica mediante un código de resina (números del 1 al 7). Posteriormente, se efectúa un proceso de trituración y lavado del material para eliminar impurezas. Luego, el plástico triturado se funde y moldea en gránulos (que son pequeñas partículas), listos para ser utilizados como materia prima en la fabricación de nuevos productos.

¿Qué pasa en el Ecuador con el reciclaje de plástico?

En nuestro país se reciclan, principalmente, los plásticos identificados con los códigos 1 (PET), 2 (HDPE) y 5 (PP). El PET se utiliza comúnmente en botellas de bebidas y se recicla para fabricar textiles, alfombras y envases no alimentarios. El HDPE, empleado en botellas de leche y detergentes, se recicla en tuberías, contenedores de detergente y juguetes. Por otro lado, el PP se encuentra en envases de yogurt y puede ser reciclado en brochas, contenedores y piezas de automóviles.

Pese a que exista ya una infraestructura para el reciclaje de plástico en el país, esta resulta insuficiente. Las tasas de reciclaje de plástico en el Ecuador son todavía muy bajas y no superan el 9% de todo el plástico generado. Esta cifra obedece también a la creciente producción de plásticos y la escasa conciencia ambiental que tiene nuestra sociedad.

De todas formas, existe una mejora del reciclaje de ciertos artículos de plástico, como los envases, pero el resto de objetos confeccionados con este material termina en vertederos o se descarta de manera inapropiada.

Ese es justamente el desafío que tenemos como nación. Un reto gigante pero no insuperables. Políticas públicas efectivas, colaboración del sector privado y un compromiso renovado de la sociedad civil, son necesarios para avanzar hacia un modelo de economía circular donde el plástico reciclado se convierta en un recurso valioso y no en un problema ambiental. El camino hacia un futuro más sostenible depende de cómo enfrentemos este desafío hoy.