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La economía circular, esperanza presente y futura

Seguramente has escuchado hablar de la economía circular. Su concepto es sencillo: se trata de redefinir la manera en que producimos, consumimos y gestionamos los recursos. Es decir, la economía circular va en dirección contraria al modelo tradicional de «extraer, producir, usar y desechar». En ese sentido, la economía circular promueve la reutilización, la reparación, el reciclaje y la regeneración de los materiales y productos para minimizar el desperdicio y maximizar el valor de los recursos.

Esto ha llevado a un cambio significativo en la forma en que se recoge y procesa la basura, pues uno de los aspectos más evidentes de la economía circular es su influencia en la gestión de residuos. En lugar de ver a la basura como un problema, se la considera como un recurso potencial que puede ser reintegrado en ciclos de producción.

La recolección de basura, en el contexto de la economía circular, implica un más dedicado ejercicio de separación de residuos en la fuente para facilitar su reciclaje y reutilización. Los ciudadanos y las empresas juegan un papel fundamental en este proceso al clasificar adecuadamente sus desechos. Los sistemas de recogida selectiva se han vuelto comunes, con contenedores separados para papel, plástico, vidrio, orgánicos y otros materiales.

Pero el tema no queda allí. La economía circular fomenta además la implementación de tecnologías avanzadas para el reciclaje y la recuperación de recursos, que se aplican en instalaciones de clasificación y tratamiento de residuos más eficientes, y capaces de separar y procesar diferentes materiales de manera más efectiva. Esto incluye técnicas como la pirólisis, la hidrólisis y la digestión anaeróbica, que permiten convertir los residuos en materias primas secundarias, productos energéticos o fertilizantes.

Sin embargo, este esfuerzo no se limita al ámbito de la recolección y procesamiento de ,os desechos. Las industrias también deben asumir el compromiso de utilizar materiales reciclables, biodegradables o renovables en sus productos, así como diseñarlos para que sean fáciles de desmontar y reciclar al final de su vida útil. Esto cierra el ciclo de vida del producto y reduce la generación de residuos.

El Ecuador no puede quedarse a la saga de esta tendencia que rápidamente va diseminándose en el mundo. La economía circular está transformando la forma en que vemos y manejamos la basura y nuestra sociedad no puede permanecer fuera de esta nueva visión que es responsable con la calidad de vida de las generaciones actuales y futuras. El cambio de una perspectiva de desperdicio a una de recursos, tiene su impacto en una modalidad de recolección de basura que se adapte y promueva la recuperación y el reciclaje, creando así un sistema más sostenible y eficiente.

Todos somos parte de este cambio, desde los ciudadanos hasta los gobiernos y las empresas, para lograr un verdadero impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad.

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